Escándalo por otro megafracaso cultural
Por Joaquín Riveros
Era un proyecto Bachelet a escala Laguista. La Trienal de Santiago, el hito artístico con que Chile iba a celebrar el Bicentenario, amenazaba con llenar la ciudad de artistas en creación permanente, para, según decían sus promotores, “incrementar el espesor cultural de Chile en cuanto a imagen país”.
Al menos 30 artistas nacionales y extranjeros se instalarían a residir en doce comunas donde desarrollarían infinidad de obras de arte en espacios públicos, para “crear nuevas audiencias que comprendieran las tendencias de arte que se desarrollaban internacionalmente”. Cuatro ministerios (Cultura, Vivienda, Educación y Bienes Nacionales), una fundación creada especialmente, $1.100 millones de presupuesto, visitas a las bienales de Sao Paulo, Mercosur, entre otras y la incorporación de la destacadísima curadora puertorriqueña Mari Carmen Ramírez, avalaban la apuesta de Bachelet para celebrar desde la cultura el Bicentenario.
Un sueño que dos semanas atrás tropezó con la precaria realidad cultural chilena y se fue al suelo. La curadora Maricarmen Ramírez, junto a su asistente, Justo Pastor Mellado, renunciaron indeclinablemente a sus cargos, con lo que el proyecto, por inverosímil que suene, se fue a negro. Ni más, ni menos. Desapareció, tal como lo confirma el encargado de arreglar el panizo, Pedro Celedón, a cargo del nuevo proyecto.
“El proyecto Trienal de Santiago como estaba concebido se acaba, no existe. Era extremadamente complejo, un sueño que el equipo encargado de la gestión no lo pudo hacer no más”, explica categórico Celedón.
¿Qué pasó entre medio? ¿Qué llevó a echar pie atrás en un proyecto estrella de Bachelet encargado a su delfina cultural Paulina Urrutia?
Dos son las versiones que circulan. Una lamentable, la otra, impresentable. Veamos la lamentable, dada desde el mismísimo Ministerio de la Cultura, donde después de mucho insistir, indicaron que el encargado de hablar oficialmente era Pedro Celedón.
“Dada la complejidad del proyecto anterior, el equipo curatorial tuvo, textual, problemas irreconciliables con el equipo gestor. Creo que el equipo de gestión malcomprendió la tarea del director de una trienal. Tomó decisiones curatoriales como suspender el viaje de la Bienal a Buenos Aires. Creo que hubo una confusión en el rol del director ejecutivo, que en rigor es de una secretaria ejecutiva y no puede tomar decisiones curatoriales”, explica Celedón.
La otra, la versión impresentable, resulta casi inverosímil. Según dos altísimas fuentes de la Trienal antigua, el proyecto nunca contó con un peso para ser ejecutado, porque desde el Ministerio de Cultura nunca se hizo la petición presupuestaria a Hacienda para financiarlo.
“Nosotros presentamos en junio el presupuesto para que la ministra lo presentara en Hacienda, pero en diciembre nos enteramos que no lo había hecho. Eso fue un impacto y obviamente lo mantuvimos en secreto, porque todos queríamos sacar adelante el proyecto. Para salir del paso la ministra tuvo que pedir plata a la oficina de subvenciones de la Presidencia, pero hasta hoy, no vimos un peso”, explica una altísima fuente de la Trienal.
Si se chequea la partida presupuestaria de Hacienda, efectivamente se comprueba que nunca estuvo estipulado el ítem de dinero para el sueño cultural de Bachelet.
La escasez o más bien, la ausencia de recursos, según esta fuente, habría gatillado finalmente los problemas que derivaron en el aborto de la Trienal.
Según la misma fuente, todo el andamiaje de la Trienal que se desarrolló entre 2006 y 2008 corrió por cuenta del bolsillo personal de los involucrados en el proyecto.
“Tuvimos que poner plata nuestra para los viajes y para el trabajo”, dice la misma fuente, tema que no desmiente Celedón.
“No hay una estimación de cuanto se gastó hasta ahora, porque eran dineros personales, tanto del equipo curatorial como del de gestión. Se usó, además, la infraestructura de Cultura”, explica Celedón.
Según el nuevo encargado de la nueva Trienal, sin embargo, el proyecto no abortó por falta de plata.
“Sería maravilloso que el problema hubiera sido la plata, pero es mucho más grave. Fueron las diferencias irreconciliables entre el equipo gestor y el curador, como ya dije. La plata no la dieron por Hacienda, pero no es la única forma de financiar cosas en el Gobierno. Ahora, no sé por qué no se contempló desde un principio el dinero por Hacienda. De eso no sé la razón, yo no estaba entonces”, dice Celedón.
Celedón estará en el cargo un mes. El curador que terminará haciéndose cargo de la Trienal -en otro formato, más modesta-, indican fuentes, será el paraguayo Ticio Escobar.
20080621
Proyecto estrella de Bachelet no fue incluído en el presupuesto del 2008:
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