20080621

¿Desalojo en la UDI?

Kast hace temblar a Coloma y sus muchachos



Por J.R. y P.V.

Hoy en la UDI, muchos de los militantes históricos que debieran estar apoyando a Juan Antonio Coloma en la primera elección interna que vivirá ese partido, prefieren decir que su voto es secreto cuando se les pregunta por su opción el próximo 5 de julio. Y es que en un partido que hace años ha estado profundizando el quiebre de sus lealtades, la irrupción de José Antonio Kast buscando el desalojo de la tradicional clase dirigente ha calado hondo. Tanto que algunos temen una sorpresa el día de la elección, cuando los 800 delegados voten en secreto entre las dos listas que hoy pretenden dirigir el partido.



Es, reconocen en la UDI, un escenario completamente distinto al de dos semanas atrás, cuando el establishment gremialista aseguraba una paliza para Kast. Hoy, los cálculos internos son más moderados y algunos adelantan que no es imposible que Kast triunfe.
-El susto por el voto secreto es lo que siempre ocurre cuando el candidato es ampliamente favorito. La preocupación es porque los que votan están contundentemente con Coloma, entre otras cosas porque es el candidato más popular. Es decir, en público estoy con el más votado, pero después en conciencia voto por el otro candidato y nadie lo sabrá -especula una fuente de la UDI cuadrada con Coloma.
El miedo a una derrota sorprendente ha forzado a Coloma a hacer campaña. Lo que viene no va a ser un paseo, dicen algunos UDI. Incluso en la previa se dieron juntas extrañas, como la reunión que el senador de derecha sostuvo en los pasillos del Congreso la semana pasada con el presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona -que viene saliendo de unas reñidas internas y que se ha mantenido por varios períodos al frente del PS-, quien casi como talla le ofreció consejo y le dijo que se centrara en el partido. “Escalona le dijo que no se gana por la prensa, y que lo más importante es hacer campaña de hormiga en el partido”, cuenta un UDI.
El consejo fue asumido de inmediato por los colomistas. Y mientras la semana pasada Kast copó la prensa, Coloma mantuvo un bajo perfil, centrando la campaña en visitas a regiones y llamados telefónicos, realizados desde la sede del senador Pablo Longueira, hoy uno de los más enconados opositores a Kast. La estrategia supone -hasta ahora- no pronunciarse sobre temas país, especialmente los valóricos. Es, en la práctica, la continuidad del larrainismo.
Coloma confirma su opción por no aparecer en los medios:
-Como lo he dicho siempre, creo en una UDI unida y con todos incluidos. He recorrido Arica, Iquique, Antofagasta y he estado en mi región. Priorizo las cosas y trato de estar con lo que el partido necesita y con lo que la prensa quiere -señaló a The Clinic.

LOS VOTOS

Los sondeos de los colomistas dicen que los votos duros del senador se agrupan en cuatro niveles: senadores, que constituyen el núcleo gobernante del partido; diputados que se distancian de su liderazgo; y alcaldes y concejales, que no se cuadran con Kast por las críticas que hizo a los emblemáticos Carolina Plaza y Gonzalo Cornejo. El cuarto segmento son los históricos, esa especie de súper delegados. La suma, calculan, hace cerca de 200 de los 800 votos.
Lo que no está claro es el poder real de Kast, que desde hace años recorre el país haciendo trabajo con las nuevas generaciones y que cuenta con una generosa red de poder dentro y alrededor de la emblemática Fundación Jaime Guzmán, semillero de los dirigentes más jóvenes.
La fundación, de hecho, es un buen ejemplo de las contradicciones en esta elección: su director, Miguel Flores, generacionalmente debiera apoyar a Kast, pero se encuentra “rodeado” por un directorio de “históricos” cuadrados con Coloma.

EL PODER

Cuando partió la campaña de Kast, el consenso en la UDI era que las cosas nunca volverían a ser como antes. Y eso ya se logró y hasta explicaría el enojo de históricos como Jovino Novoa y Pablo Longueira. Novoa es un buen ejemplo de esos cambios: en esta pasada, el senador perdió poder. El rotundo NO de Kast a deponer su candidatura (y un comentario que el diputado hizo en orden a que lo estaba pasando bien como candidato) demuestran que su largo brazo ya no basta para poner orden en la UDI.
A eso se suma un último elemento, que inquieta a más de un gremialista: que la mano de Lavín esté detrás de la candidatura de Kast y pretenda imponerse en el partido envuelta en el rostro típicamente UDI del rubio diputado.

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