“No era el único que hacía estas fiestas en Chile. No seamos hipócritas”.
El caso Spiniak es una de las historias más terribles y confusas de la última década. Un festín de miserias humanas, de exageraciones monstruosas y de metódicas sordideces, que aún reverberan en el recuerdo de los chilenos y que acaba de concluir con la condena de su protagonista a 12 años de cárcel por abuso sexual contra cinco menores, entre otros delitos. Finalizó así, sin mucha bulla, un escándalo que prometía tener todos los ingredientes necesarios de un thriller. Durante cuatro años Ana María Sanhueza y Pablo Vergara, editores de The Clinic, investigaron esta historia para escribir un libro que explicara sus verdades. El libro se titula “Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas” y pronto estará a la venta. Aquí les presentamos un extracto de una entrevista realizada a Spiniak en marzo de 2007 en la Cárcel de Alta Seguridad.
Por Ana María Sanhueza y Pablo Vergara
La casa de los Spiniak en Providencia era un hogar severo, de gente rica sin ostentaciones. Aunque desde afuera pudieran verse muy unidos, la verdad es que entre ellos había un espacio profundo. Una brecha creada por el propio Miguel Spiniak, que en los años cincuenta debió operarse en Estados Unidos de una estenosis mitral reumática. Aunque la intervención fue un éxito, desde entonces el patriarca no fue el mismo. Se ensimismó y se obsesionó con la idea de la muerte. Tanto, que tomó una rara decisión: asumió una relación fría con sus hijos, aunque mantuviera la exigencia en los estudios. Miguel Spiniak no quería que su familia se encariñara con él como para extrañarlo a la hora de su muerte. Él tampoco quería acostumbrarse a su cariño. Fanny Vilensky, la madre, debió llenar ese vacío. (...) En el Grange School fue donde Claudio Spiniak vivió su primera gran humillación: Ocurrió en 1962, cuando estaba en segundo de humanidades y una discusión con otro compañero terminó en un desafío: encontrarse en las canchas para dirimir a combos la disputa. Spiniak, esa vez, se llevó la peor parte, frente a la mirada de sus compañeros de curso. No sólo le dieron una paliza; su rival además lo orinó cuando estaba en el suelo.
(...) En 1979, tras separarse de Verónica Berkovic, Spiniak se hizo cliente frecuente de “Fernando Relax”, un prostíbulo donde atendían hombres mayores. No le interesaban los afeminados: prefería a tipos con personalidad, activos. Fue allí que se encontró con Héctor Torres Albornoz, conocido en el ambiente como Matías. Él lo atendía con mucha fuerza. Lo humillaba, lo trataba de “gusano”.
Pero faltaba más. En 1990, Spiniak viajó a Estados Unidos. En San Francisco, California, compró una revista de sexo. Le llamó la atención un aviso: “Te arrepentirás de haber nacido, pero querrás volver. Si te interesa, llama”. Era el anuncio de un “dominatrix sádico”.
Spiniak fue. Le pegaron. Lo azotaron. Lo amarraron. Le apretaron los testículos con una prensa. Le gustó.
A su regreso a Santiago intensificó sus visitas al circuito homosexual del centro. Fue cliente de los principales saunas que rodean las ocho manzanas del poder. Conoció locales en que se arrendaban piezas para tener sexo y en las que además podía mirar, por ranuras secretas, a sus vecinos. Fue a privados en los que podía entrar con varias parejas y realizar orgías. No se fijaba en gastos tampoco. Su familia acababa de vender Frigoríficos San Miguel (Frigosam) en 50 millones de dólares, y a él le habían tocado más de 10, que metió al banco para vivir de los 15 millones de pesos mensuales que le reportaban los intereses. Tenía recursos prácticamente ilimitados a su disposición. Se hizo de un Audi, un refugio en La Parva, y en los momentos de lucidez que le dejaba la droga empezó a soñar con construir el mejor gimnasio de Chile, y para eso decidió invertir siete millones de dólares comprando los aislantes en Alemania, las maderas en Japón y las mejores máquinas desde Estados Unidos y Europa.
Para cuando el Go Fitness estuvo listo a un costado de Avenida Kennedy, el 21 de agosto de 1999, la vida de Spiniak estaba por el suelo. Sus niveles de consumo de cocaína -que llegaron a oscilar entre los 5 y 10 gramos diarios- lo tenían prácticamente loco, viviendo entre proxenetas y orgías.
(...) En la Cárcel de Alta Seguridad, Spiniak habla lento. No es que no recuerde cosas. Le cuesta hablar por los medicamentos que está tomando. Para hacer más diligente la entrevista, pide cuestionarios. Responde las preguntas con redacción meticulosa. Con la misma que habla. El Spiniak escrito casi no varía del que uno escucha.
Un tema recurrente en él son las drogas. Siempre habla de ellas.
-Me inicié en las drogas a través de la marihuana, cuando tenía 18 años. Pertenecí a la época de la “revolución de las flores”. Era todo un signo de nuestra generación. La probé, pero la consumía en forma muy ocasional. Mi consumo era de cocaína principalmente, y desgraciadamente mi situación económica me lo facilitaba. No intento justificarme, pero el consumo de drogas, sean cuáles sean, tiene una complejidad social de la cual no escapé -dice.
¿Cuándo se le fue de las manos este tema?
-Cuando vendemos Frigosam y me encuentro sin responsabilidades, lo que implicó además contar con una suma de dinero infinita para llenar mi tiempo vacío de actividades a las cuales estaba acostumbrado. El consumo, de ser ocasional, pasó a ser de todos los días. Se cruzó con una crisis personal muy profunda. Llegué a consumir entre 5 y 10 gramos diarios.
¿Cuándo se desboca esto?
-Se va produciendo un cambio en mis amistades, voy reemplazando mis relaciones sociales por relaciones del ámbito de la prostitución. Me fui introduciendo en un ambiente muy ajeno a lo que era mi vida. Y rápidamente se corrió la voz de que tenía grandes cantidades de dinero para gastar. Para ese mundo, que ya existía, yo era un buen cliente. Insisto en que ya existía, pues al leer la prensa cualquiera puede pensar que este mundo nació con mi participación. El cuartel general de los prostitutos se encuentra en la Plaza de Armas. Ahí yo era ampliamente conocido. Esto hizo que algunos menores intentaran participar mintiendo en su edad, y yo los despachaba fuera de la casa cuando descubría que estaban mintiendo.
¿Cómo afectó esto sus prácticas sexuales?
-En este ambiente pude experimentar con mi sexualidad libremente. Indiscutiblemente no me di cuenta que el tema era más profundo y que la solución no estaba en las drogas ni en la decadencia. Hoy tengo clara conciencia de que era un problema de la siquiatría. Las reglas del juego eran que entre seres adultos, con el consentimiento mutuo, todo es normal; argumento que me permitía convivir con mi problema. Pero no era la solución. Posiblemente liberé mi sexualidad en forma incorrecta e insana, pero tampoco puedo dejar de lado que mi generación fue bastante reprimida sexualmente. Pero nada justifica lo que hice, y transformé mi sexualidad en una anormalidad infinita. Nada era suficiente.
¿Cuándo diría que está el cambio en esas relaciones sexuales?
-En San Francisco, California. De ahí en adelante busco prostitutos y prostitutas que me castiguen y me humillen. ¿Se da cuenta de que las claves de este gran derrumbe estaban encubiertas, ya en mi personalidad, y como no tuve la visión suficiente para ir donde un psiquiatra, tomé el camino equivocado?
Para usted, ¿buena parte de lo que ocurrió fue por efectos de la droga?
-Hoy tengo clara conciencia de hasta qué punto perdí el camino correcto dentro de los parámetros morales y éticos de la sociedad. Fui un sobresaliente alumno de la Escuela de Economía de la UC, un excelente empresario, destacado deportista en la práctica de diversas disciplinas como esquí, rugby, velerismo y karate, en que soy cinturón negro segundo Dan... Esos resultados no se logran sin tener una gran disciplina interior. Todas esas actividades fueron reemplazadas por la cocaína. Pasaba tres a cinco días sin dormir, y cuando lo hacía no eran más de tres horas. Aspirando coca y combinándolo con un mínimo de media botella de vodka. Así, sin darme cuenta, el camino al abismo se abrió a mis pies.
¿Cómo llegó a ser amigo de los proxenetas?
-Jamás existió esa amistad. Era vivir el día a día y ahí yo creo que encontraba satisfacción para calmar mis delirios. De una u otra forma tenía claro que eran pájaros carroñeros. El punto es que ya se había establecido un fuerte vínculo de dependencia: ellos necesitaban mi dinero y yo sus servicios. En silencio, tenía que aceptar pequeños abusos, como ver que muchos objetos de valor de mi casa iban desapareciendo lentamente. Mi condición de drogadicto permanente me quitó las fuerzas necesarias para detener este espiral autodestructivo.
¿Cómo fue su detención de septiembre de 2003?
-Un show organizado para la prensa. El día previo había concurrido al juzgado a firmar. Mis abogados le habían manifestado días antes a la señora jueza mi disposición a presentarme voluntariamente en cualquier momento si me necesitaban. Nada justificaba el gran despliegue de Fuerzas Especiales y a las 2 AM con la prensa esperando. Aquí es cuando yo insisto que se pretendía utilizar mis conductas impropias, pero propias de un enfermo, con otros fines. No puedo entender quién logra darle tal grado de certeza a la ex diputada Pía Guzmán, como para que ella vaya a la casa del presidente del Senado en la noche, y luego haga la denuncia pública involucrando a tres senadores de la República. Qué argumentos, pruebas, recibió la ex diputada que le permitieron lanzar un misil contra el Poder Legislativo, causándole un severo daño a las instituciones del país, es algo que no puedo explicar. Cero responsabilidad en su denuncia, o bien una abierta manipulación de terceros, pero aquí hay un vacío sin respuesta.
Ha dicho que no sabía que era delito lo que pasaba. Pero consta en el expediente que algunas veces se chequeaba que no hubiese menores de edad en su casa. ¿Quién decidía esas precauciones? ¿Por qué?
-Lógico, yo tenía claro que no era delito tratándose de mayores de edad. Si tenía dudas con una persona les pedía la cédula de identidad, hablaba con ellos y cuando eran menores los mandaba de vuelta. Hoy tengo plena conciencia de mi grado de descomposición pero curiosamente siempre fui muy atento a caer en figuras delictivas. Además le puedo decir que no era el único que realizaba estas fiestas en Chile. NO seamos hipócritas.
¿Cuál es la peor mentira que se ha dicho de Spiniak?
-Existieron muchas. Y hasta hoy me pregunto quién estaba detrás de ellas. Por ejemplo, la participación de políticos. Pero moralmente la peor mentira que se dijo fue lo relacionado con la tortura y asesinato de una niña chica de nombre Margarita. También me afectó el que se me tratara en los medios de “pedófilo”, por lo cual la justicia nunca me procesó, pues nunca existieron niños. Si hubo algún menor, éste representaba ser mayor y tendría un poco menos de 18 años.
¿Cuál fue el peor exceso que recuerda?
-Yo creo que fue mucho más que un exceso. Fui víctima de un cuadro extremadamente complejo en lo autodestructivo, que lo podría enmarcar en lo “inimaginable”. Extenderme más me parece un acto de morbosidad insana y que no ayuda a nada ni a nadie.
¿Por qué se llegaba a esos excesos?
-Estaba mentalmente enfermo, y rodeado por otros enfermos. Hoy es un hecho que me ha costado mucho superar, pero de la misma forma que superé mi adicción a las drogas, creo que seré capaz de enfrentar estos hechos y superarlos. Tengo muy claro que fue algo horrible, pero sería más horrible no superarlo. De hecho, con apoyo psiquiátrico y psicológico, he ido explicándome cada uno de los pasos que di. Puede sonar contradictorio, pero una de mis ambiciones hoy es ayudar a combatir la droga y a los jóvenes en peligro de caer en la delincuencia o prostitución. Tengo claro que encontraré muchos prejuicios en mi contra, pero no me inquieta, cuando uno quiere ayudar tiene muchas maneras de hacerlo.
¿Qué imagen cree que la gente tiene de Ud. más allá de las mentiras que rodearon la investigación de su causa?
-¡La peor! Y en ello existen dos responsables: yo, en primer lugar, por caer en un pozo sin fin, en una abierta inmoralidad; y la prensa en segundo lugar. La morbosidad, el periodismo malsano, no investigativo, logró que “la Corte de la opinión pública” me condenara de inmediato ¡Creo que la opinión pública habría estado feliz de que yo hubiese sido quemado en la Plaza de Armas al mediodía! Habrían resuelto un problema: el mío. Pero el tema hasta el día de hoy sigue en pie, esto es lo importante y la sociedad debe enfrentarlo y resolverlo.
¿Qué le pareció el trabajo del ministro Daniel Calvo?
-Creo que él debió inhabilitarse al ser designado. Pero es más importante en su pregunta referirme a los aspectos éticos y morales que se reflejan aquí. Evidentemente este ministro habría seguido formando parte de “los moralistas”, de los que “pontifican de día y pecan de noche” si no le rompen su frágil techo, que finalmente no lo situaba tan lejos de mis actividades. Lo concreto es que lo moral y ético de su parte debió haber sido presentar su renuncia al Poder Judicial, al igual que la ex diputada. Yo no soy de los que piensa que por ser gay debe ser excluido de la sociedad. Lo que sostengo es que una persona gay no puede ser juez y parte en procesos de tipo sexual. Pierde objetividad e imparcialidad, tan simple como eso. ¿Un juez militar que violó los Derechos Humanos puede llevar causas de Derechos Humanos? Estimo que es imposible.
-¿Cómo se enteró de la existencia de Gemita Bueno?
Fue en el juzgado. Me hacen pasar a una oficina, en donde hay una mujer sentada. La saludo, hasta ese momento pensando que era la secretaria del ministro Calvo. Me contesta algo como “por fin te vuelvo a ver, viejo concha de tu madre”. En ese momento entra el ministro Calvo y me doy cuenta que se estaba querellando contra mí. Ud. podrá concluir que si yo creo que era una funcionaria, es evidente que no la conocía. ¿Pero quién le da la fuerza, el apoyo, para que ella me trate de esa manera, y dar la impresión de que formaba parte de mi círculo íntimo? ¿Quién respalda a estos oscuros personajes en el montaje a implicar políticos? Otro gran tema sin respuesta, cerrado con un cinismo extremo al declarar que “se había pasado por la raja a todo el país durante meses”. Es fácil enlodar en Chile, pero nadie limpia nada en el caso de cometer errores o abiertas calumnias. ¿Cómo fue castigada esta persona por la justicia? Un chiste. (En el careo) Ella dice conocerme y que estuvo ocho meses en mi casa, etc. Lo único novedoso que puedo aportar a esta conocida historia es que sus contradicciones debieron haber desbaratado sus mentiras ese mismo día. No sabía detalles de la casa, como el que las ventanas no tenían protección, y una serie de errores.
De día usted era empresario, directivo de la Cámara de Comercio. Por la noche, protagonista de orgías, ¿Qué tensiones provoca esa doble vida?
-El pánico de ser descubierto, pues era mi vida privada.
¿Alguna vez pensó que no podría manejar esa vida?
-No. Yo sentía que la tenía bajo control, pero no me daba cuenta que el tren tomaba cada día más velocidad.
¿Cómo fue esa etapa de cuando tiene el sueño de construir el gimnasio más moderno de Latinoamérica?
-Muy simple. Refleja mi última capacidad como empresario eficiente. Logré juntar mi pasión por el deporte y mi condición de empresario. Debo confesarle hoy que fue mi gran intento por salir de la droga. ¿Se da cuenta Ud. cómo pesa el factor droga si fue capaz de anularme en todas mis capacidades?
¿Cuál cree que es la mejor etapa de su vida, sus mejores momentos?
-Desde mi infancia hasta que se vendió Frigosam.
¿Y cuál cree usted que son los peores momentos?
-Cuando me traicioné a mí mismo y abandoné mis raíces.
¿Cuándo se da cuenta que tiene que parar?
-Antes de caer preso había una presión familiar muy fuerte para que me internara y siguiera una terapia para dejar la droga, pero yo no quería. Empecé una terapia con el doctor Nahim Bawarshi... Pero ésta no tuvo ningún resultado, pues no le contaba la verdad por ser pariente de mi amigo Jorge Rabié, quien conocía la otra cara de mi vida. Cuando soy detenido la primera vez y en abstinencia forzada, me doy cuenta de que el cambio estaba ad portas e inicié un alejamiento de las drogas. Incluso estando en la ex Penitenciaría me ofrecen drogas, pero las rechacé y opté por entrar al Club de Narcóticos Anónimos. Fue una gran experiencia, y finalmente inicié un tratamiento definitivo con el doctor Juan Ignacio Pinto.
¿Qué pasa en su segunda detención. En los diarios cuentan los detalles de su vida sexual. ¿Cómo se siente?
-Simplemente no me siento, pues al ver mi vida privada expuesta a la opinión pública es un gran golpe. Fue como si hubiesen inventado todo un cuento, me resultaba difícil aceptar el deterioro en el cual había caído. Algo dentro de mí, vinculado a mi formación, me hacía tomar distancia con ese Spiniak que la prensa mostraba.
¿Siente que lo convirtieron en un monstruo? ¿En alguna etapa lo fue? ¿Por qué?
-Me convirtieron en un monstruo, sí. Mis encuentros eran con mayores de edad. Se me acusa de que entre toda la gente que participó, 4 serían menores de 18 años. Pero en realidad el perfil de los prostitutos (as) oscilaba entre los 18 – 30 años, no tenía interés alguno para mí, dada mi sexopatía, involucrarme con menores. Según cifras del Sename (SERNAM, dice) hay más de 3.500 menores ejerciendo la prostitución, no pretendo reducir mi responsabilidad, pero estar drogado y cuerdo es una contradicción vital, creo no haberme equivocado respecto a la edad, pero es posible que por ganar un cierto dinero me mintieran. Es como cuando uno iba al cine a ver películas para mayores de 18 años teniendo 17, pero al cajero se le decía 18 años. No quiero hacer una reflexión sin antes haberla meditado muy bien: en Chile existe una incapacidad absoluta para aceptar la realidad y no ver lo sucio de nuestra sociedad, pero es de conocimiento público que en determinadas rotondas de Américo Vespucio, habitantes de los sectores altos, ABC1, van a buscar menores para liberar sus perversidades sexuales. La sociedad no tiene estructuras del punto de vista de la salud pública para dar solución, sanación, a este caso, a estas patologías. Si no fuera así, ¿cómo explicarnos las redes internacionales de prostitución infantil? Está claramente establecido en mi proceso que yo no me involucré con menores, estoy dando un ejemplo sobre algo que es un secreto a voces.
¿Cómo empieza a pensarse a sí mismo en esta etapa?
-Fue una etapa en blanco, donde no tuve opinión ni sensación alguna de lo que sucedía. Además, el alejarme de las drogas ya requería un gran esfuerzo. Todo esto tiene que entenderse en medio de una fuerte depresión.
¿Cómo se definiría usted? Una vez dijo en el tribunal que todo lo hizo porque se sentía solo.
-La peor de las soledades: la que se vive en compañía.
¿Cómo era esa soledad?
-La soledad del hombre que había realizado todas sus metas pero que no había logrado consolidar un hogar, una familia. Entre la soledad y la depresión encubierta se abrieron los despeñaderos de mi vida. El problema es no darse cuenta de cómo entras en la selva fagocitante, donde de a poco el carrete va a aumentando en personas, en actos, desafíos a despertar tus más profundas perversidades.... Créame que el dinero y las fiestas pueden ser dolorosamente solitarias.... No pretendo hacerme la víctima pues no es el caso, soy responsable de mis actos. Pero a veces estaba solo y drogado esperando que se iniciara el carrete, más surrealista aún: jugando ajedrez por Internet.
¿Cómo se siente hoy? ¿Qué piensa?
-Asumo abiertamente haber estado muy enfermo, haber sido el “festín” de la prensa, una pieza a la cual se le trató de utilizar con fines políticos, un despreciable ser de nuestra sociedad. Pero todo esto para mí es el pasado. Siento que el arrepentimiento solo se muestra con un cambio de actitud, de sentido de vida muy profundo y yo estoy en ese proceso. Es un renacer lo que vivo hoy día, con muchos desgarros y dolores. El fenómeno vertiginoso de caer en la droga, el delirio sexual, desarrollar todas las patologías de un sexópata, es rápido y fácil pues la droga ayuda a ello. Estar sano, cuerdo, sin drogas, sin sexo, privado de libertad y subir a la superficie es lo difícil, es lo que hago ahora y estoy contento por los resultados, pues siento que lo logrado es consistente y definitivo.
¿Ha llorado últimamente?
-Sí, efectivamente, he llorado bastante. Forma parte de mi sanación. El llanto refleja el dolor que siento al ver cómo perdí tanta autoestima. Siento que el llorar limpia el alma.
¿Cómo piensa su vida hoy?
-No me la puedo imaginar sin recuperar mis fortalezas como persona. Es decir, soy y estoy más interesado que nadie en recuperar mi pasado de normalidad, de trabajo, de ser capaz de emprender grandes desafíos como los que llevé adelante cuando era empresario. De hecho, y lo tengo claro, sé que muchas personas me harán el vacío, pero créame que todo lo vivido da una gran fuerza interior para superar diferentes obstáculos. Es más: me siento apasionadamente inquieto por demostrarme a mí mismo y a mi familia que fui capaz de hacer un gran cambio. Me inquieta socialmente desde lo positivo todo lo que viví. En otras palabras, siento una inquietud fuerte por aquellas familias que tienen problemas con las drogas, es un gran flagelo en el cual todos debemos luchar para derrotarlo, y le puedo asegurar que es posible. Lo que no podemos aceptar es ver a nuestra juventud arruinándose la vida por las drogas, asesinando por 15 mil pesos para comprar pasta base. En mí existe un fuerte compromiso moral con la sociedad al respecto, tengo plena certeza que si en un momento personifiqué la perversidad misma, hoy puedo dar lo mejor para luchar contra la droga. Se equivocan aquellas personas que creen que voy a reincidir. No cometí ningún delito, todo lo viví privadamente; posiblemente sin querer cometí un ilícito, al recibir en mi casa a un menor de edad que aparentaba tener 18 años, pero mi deuda es moral con la sociedad pues vulneré sus principios fundamentales. Tengo claro que no me dejaré sepultar por mis errores del pasado, por el contrario: mi inclinación es a convertir esta derrota moral en una gran victoria humana. Ana María Sanhueza Contador (1971) estudió en la Universidad de Artes y Ciencias de la Comunicación y ha trabajado en los diarios La Nación, La Hora y La Tercera, donde cubrió el sector judicial, además de la revista Siete Más Siete. En 2004, fue finalista del Premio de Excelencia de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado y en 2006, becada en el Taller de Crónica con Alma Guillermo de la Fundación Nuevo Periodismo de Colombia. Es editora del semanario The Clinic y profesora de Taller de Periodismo y Taller de Reporteo y Producción de Noticias de la Universidad Diego Portales.
Pablo Vergara Espinoza (1973) estudió en la Universidad de Chile y ha trabajado en los diarios El Mercurio, La Hora, El Metropolitano y La Tercera, además de la revista Siete Más Siete. En 2007, fue ganador del Premio de Excelencia de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado. Actualmente es editor del semanario The Clinic y profesor de Periodismo de Investigación en la Universidad Diego Portales.
20080816
CLAUDIO SPINIAK
La paradoja del lucro en la educación chilena
POR QUÉ LA GENTE ELIGE EL QUESO RANCIO
Quienes defienden el lucro en educación se aferran a una promesa no cumplida del sistema subvencionado: que la competencia mejora la calidad, porque los consumidores eligen el mejor colegio, como eligen el mejor auto o el mejor queso. La realidad indica otra cosa. Dar con un buen colegio es complejo, sobre todo para las familias de más bajos recursos: hay poco donde elegir, no hay tiempo para preguntar y la calidad depende más de lo que ofrece el sostenedor que de lo que exigen los padres. ¿Qué hace la mayoría de quienes no tienen plata para matricular a sus hijos en colegios privados? Buscan el más cercano, cruzan los dedos y la mayor parte del tiempo olvidan preguntar por el gran indicador inventado por los expertos para evaluar los establecimientos en Chile: la prueba Simce.
POR M.R.A
La educación particular subvencionada es un invento chileno de los 80 que se rige por una lógica parecida a la de las AFP o las isapres, esto es, que para mejorar la calidad de los colegios, el Estado debe abrir las puertas a los privados y forzar la competencia. El modelo arranca de varios supuestos. El más importante es que los padres elegirán la mejor educación que esté a su alcance. Para ello se informarán, igual como compran queso en los supermercados, de las mejores ofertas. En este caso, los resultados de los colegios, su malla curricular, la experiencia de sus profesores. A la vuelta de un par de años, decían los promotores del modelo, los buenos colegios sobrevivirán y los malos cerrarán.
Como es obvio, el lucro del dueño del colegio juega un rol muy importante en este plan. Y esa es una de las innovaciones del modelo chileno, pues hasta entonces a nadie se la había ocurrido que uno se podía hacer rico con la educación. Así lo explicaba a fines de los 80 el ingeniero comercial Gerardo Jofré, ex Odeplan, asesor del ministerio de Hacienda hasta 1988 y uno de los mentores del modelo: “En el caso de un establecimiento educacional con fines de lucro, éste procurará encontrar una combinación de calidad educacional y costos que dé la máxima utilidad. En otras palabras (...) maximizará los esfuerzos para entregar la mejor calidad posible de servicio, para obtener así el máximo de preferencias del alumnado y con ello el máximo de ingresos”.
La idea era que surgiera un ejército de nuevos colegios, con dueños maximizadores de la calidad y el ingreso. Esta nueva oferta privada daría más alternativas a las familias de menos recursos, que hasta entonces solo podían optar por los establecimientos municipales. Indirectamente, éstos también se verían beneficiados, pues la competencia con los subvencionados los impulsaría a mejorar también sus resultados.
Hoy está claro que, contra las promesas de la teoría, los colegios malos no sólo no desaparecieron sino que son la mayoría. El lucro no generó mejor calidad educativa, aunque sí grupos de mega sostenedores millonarios; y tampoco los padres salieron a mirar colegios con la dedicación obsesiva con que una dueña de casa puede evaluar, por ejemplo, el precio del papel confort.
Al contrario, diversos estudios demuestran que los padres eligen escuela siguiendo más su intuición que el Simce, que es el gran indicador de la calidad del que dispone el público. Como demuestran las entrevistas que realizamos, los colegios con peores resultados no pierden alumnos ni tienen que temer por ello. Es como si hoy en la TV apareciera que las cecinas X se elaboran con caca y pese a eso, la gente las siguiera comprando.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué el mercado no acabó con los malos colegios?
No hay una sola explicación. Los estudios señalan que, primero, las familias pobres nunca han salido a buscar calidad académica porque tienen otras urgencias que resolver, como seguridad o distancia. Dicho de otro modo, es muy difícil para un jardinero de La Pintana ir a dejar a su hijo a un “buen” colegio en Providencia, y después partir a trabajar a La Dehesa. Recorrer la ciudad requiere tiempo y recursos, justo las dos cosas que más les faltan a los que necesitan de mejores colegios.
Pero eso no es todo. Porque educar a un pobre es mucho más caro que educar a un joven de clase media: son muchos más los vacíos que hay que llenar, desde la cultura a la alimentación. Y los recursos del Estado (40 mil pesos mensuales por niño) son tan insuficientes que no es posible que en esos sectores un colegio sea muy distinto de otro; menos aún si en todos ellos hay un dueño buscando obtener el lucro que le ha prometido el sistema.
Raya para la suma, a 20 años del gran invento chileno, el lucro ha generado algunas fortunas (como la de Filomena Narváez, dueña de dos cadenas de colegios), pero sobre todo ha masificado escuelas tipo minipyme, instituciones de baja calidad que sólo son comparables con las micros amarillas que había en Santiago: cada una de un dueño distinto, haciendo lo legal y lo ilegal por cortar más boletos. Se trata de colegios donde el nivel académico no es relevante ni para los sostenedores ni para los padres. Y basta ir a los establecimientos que han obtenido los peores Simce para confirmar que los apoderados no han dejado esos colegios ni piensan hacerlo, como se esperaría que hicieran clientes decepcionados de un servicio.
Dentro de la enmarañada lógica a través de la cual las familias eligen los peores colegios para sus hijos, priman incluso ciertas dosis de clasismo que los llevan a preferir pagar por un “particular” malo que ir gratis a un municipal no tan malo, porque con los 5 mil pesos de diferencia sienten que están comprando otro status social, como apuntaba Juan Eduardo García-Huidobro, experto en educación, en una entrevista con The Clinic.
Los defensores del lucro en educación, sin embargo, le echan la culpa del fracaso que vivimos hoy a la escasa inversión estatal.
“Que el sistema de subvención a la demanda en Chile haya producido una educación de calidad baja, especialmente para los alumnos de grupos socioeconómicos más bajos (...) es consecuencia de la incorrecta fijación de los precios relativos”, escribieron el año pasado Claudio Sapelli y Francisco Gallego, profesores del Instituto de Economía de la UC, en una publicación del Centro de Estudios Públicos (CEP).
Otros fanáticos del lucro argumentan al estilo del comentarista deportivo, que las penas del fútbol se pasan con más fútbol. O sea que no hay que sacar el lucro sino ponerle más. Así opina Ernesto Tironi, economista, asesor de empresas y sostenedor de una escuela. “El Estado tendría que contribuir a generar más competencia. Por ejemplo, instando a los apoderados a cambiar a sus hijos/as a los mejores colegios (...) Entregando los resultados de las pruebas Simce por alumno además de por colegios y enviándoles las notas o puntajes a los padres por carta a sus casas”, recetó.
Hoy todas estas posturas se están discutiendo en el Congreso, en el marco de la nueva Ley General de Educación (LGE) propuesta por el gobierno. Los cálculos dicen que el debate llegará hasta septiembre próximo, cuando una comisión del Senado tendrá que votar por aprobar o no la generalidad del proyecto. Hasta ahora, alrededor de 80 instituciones se han inscrito para exponer ante los parlamentarios cuál es su opinión sobre cómo mejorar la educación en Chile. Quizás sería bueno que éstos se dieran una vuelta por las grandes comunas de Santiago y les preguntaran a los padres una cuestión básica: por qué tienen a sus hijos en los peores colegios y no piensan cambiarlos.
Una de las muestras analizadas estaba más de un 1.800% sobre la norma surcoreana
CANADIENSES DICEN QUE CHANCHOS CHILENOS TENÍAN DIOXINAS HASTA EN LAS PATAS
Peritajes del Research Productivity Council de Canadá detectaron altas dosis del compuesto en carne producida por criaderos en cuarentena. Autoridades chilenas dicen que no saben si la carne alcanzó a venderse en supermercados y carnicerías. Y una última chanchada: no quieren decir las marcas con que usted podría haberlas comprado.
Por Jorge Rojas G.
Las tan esperadas contramuestras enviadas por el Servicio Agrícola Ganadero, SAG, al Research Productivity Council de Canadá para certificar la presencia de dioxinas cancerígenas en la carne de cerdo ya llegaron a Chile. Y aunque lo hicieron la semana pasada, sólo se han recibido la mitad y recién en estos días se dieron a conocer sus resultados: en la mayoría de los chanchos de los seis criaderos cuestionados, los animales tenían dioxinas que superaban enormemente el mínimo de la norma coreana, país que rechazó una partida de carne a comienzos de julio.
Así lo señaló a The Clinic la doctora Helia Molina, jefa de la división de políticas públicas, la unidad de la Subsecretaría de Salud que ha investigado la crisis. Pese a que el mercado asiático se abrió para los productos no cuarentenados, el dato agrava la situación de los industriales del chancho nacional (que destinan el 80% de su producción a la exportación), que ven peligrar el mercado de Japón y Corea del Sur por la presencia de dioxinas, un compuesto orgánico altamente tóxico que genera innumerables enfermedades, la más común el cáncer.
Algunos de los resultados arrojados por los expertos canadienses revelaron preocupantes niveles de dioxinas en las carnes, que hacen prácticamente imposible que sean aceptadas por las autoridades sanitarias coreanas. Para que un chancho entre a ese mercado, es necesario que contenga un máximo de 2 picogramos. Con ese umbral, disminuyen las posibilidades de tener un cáncer a futuro. Sin embargo, en muestras de lomo vetado sacadas del fundo Santa Anita -una de las plantas cuestionadas, propiedad de la faenadora Famisa-, se encontraron 36,7 picogramos de dioxina, más de un 1800% sobre la norma. Muestras de la Sociedad Agrícola El Tranque y las de Agrícola Los Tilos, otras dos empresas cuestionadas, tenían 15 y 12 picogramos respectivamente.
Aunque los informes canadienses son concluyentes, no cierran completamente el problema. La razón es bien simple: las autoridades nacionales, a más de un mes y medio de iniciada la crisis, no tienen idea del origen de las dioxinas. Tampoco qué se va a hacer con los chanchos. Pero la incertidumbre más grande que hay en la información que manejan el SAG y la Subsecretaría de Salud es otra, y compromete directamente a los ciudadanos: nadie está en condiciones de asegurar que las carnes contaminadas no se consumieron en Chile o si hay más criaderos infectados que sigan vendiendo chanchos dioxinozos.
CONSUMO INTERNO
Las primeras investigaciones del SAG, en julio, concluyeron que la fuente de la contaminación estaba en el alimento, especialmente -según dijo la subsecretaria de Salud, Jeanette Vega por la televisión- en el suplemento Energy Mass, elaborado por la química Quimagro. La primera medida de las autoridades fue suspender la certificación de exportadores a todas las agrícolas que hubieran comprado el producto y a quienes hicieran negocios con ellos. Así, dice el director del SAG Francisco Bahamonde, se eliminó de los mercados externos e interno la carne de las seis empresas en cuarentena.
-La carne que no certificamos no entra a Corea del Sur y ésa es la de los chanchos cuarentenados. Los productores no le pueden echar la culpa al empedrado, porque ellos son responsables de lo que producen. Nosotros somos la contraparte de los mercados externos y a ellos les garantizamos las cosas que nos piden –explica Bahamonde.
Pero eso es por los controles externos. Poco se ha hecho durante la crisis por los controles en Chile. En la Subsecretaría de Salud no existe una certificación similar a la que entrega el SAG a los exportadores y que asegure que las carnes de los supermercados y las carnicerías no contengan dioxinas.
El SAG y la Subsecretaría de Salud dicen no tener facultades para supervisar el mercado interno. Y entre los dos se reparten la responsabilidad: los del SAG dicen que sus colegas de Salud tienen a cargo el consumo interno y éstos alegan que era imposible cuarentenear a los seis criaderos infectados antes de tener la certeza que había en ellos más cerdos contaminados.
Por eso, se defienden en Salud, la medida recién se tomó el 24 de julio, veinte días después de la alerta coreana. Esto, en la práctica, significa que las carnes de los criaderos afectados estuvieron más de dos semanas disponibles en el mercado nacional, sin restricciones.
En la Subsecretaría de Salud a eso le bajan el perfil. La doctora Helia Molina, a cargo de la investigación, explica:
-No podemos asegurar que parte de esa carne no se vendió a la población. Nosotros no muestreamos carne en el mercado, sino que sólo en los cerdos de los planteles... Hubo un momento en que parte de los cerdos circularon, pero eso no implica riesgo a la salud, porque es un tiempo corto y puntual. Parte de nuestra cautela es que no llegue carne con dioxina a la población. Ahora, lo más probable es que hubo consumo de carne con dioxina en algún pequeño volumen –dice Molina.
DIOXINAS SIN MARCA
Ahora, pese a que se presume que la carne contaminada llegó al mercado nacional, los fiscalizadores no quieren dar los nombres de las marcas con la que se vendió. Y otra vez se pasan la pelota: mientras en el SAG dicen que la fiscalización del consumo interno está a cargo de la Subsecretaría de Salud y que todo es parte de la investigación, la doctora Molina asegura que el SAG conoce las marcas y sabe sobre la comercialización de ellas. Aunque pone un matiz:
-No necesariamente tiene marca, porque distribuyen a las distintas marcas. Pero las muestras que estaban negativas son fundamentalmente exportadores. Es muy poco lo que dejan para el consumo interno. No sé a quién le vende cada predio, porque el SAG tiene todo eso y ve la parte de comercialización. Nosotros damos la autorización sanitaria a los mataderos, a los criaderos, pero no tenemos nada que ver con la comercialización.
De los cincuenta criaderos industriales de cerdos que hay en Chile y que fueron muestrados, seis se encuentran en cuarentena y veinte se consideran fuera de peligro. Las muestras analizadas en Canadá señalaron que de 31 muestras provenientes de los criaderos cuarenteneados, 25 se encontraban sobre la norma. En los próximos días, además, se tendrán los resultados sobre el resto de los criaderos, además de los huevos, leche y otras carnes que el ministerio mandó a analizar hace dos semanas.
Las muestras de los 44 criaderos restantes aún no llegan desde Canadá. Mientras tanto -y sin tener certezas científicas de su limpieza de dioxinas- la carne que producen se comercializa sin limitaciones. Eso, hasta que los peritajes digan otra cosa.
-Lo más probable es que esté todo negativo, porque todos esos planteles exportan y han salido negativos en Corea del Sur y en Japón y eso es una garantía. Nosotros estamos muestreando por precaución extrema -cuenta la doctora Molina.
Hay otra cosa en que el SAG y Salud no se ponen de acuerdo: el destino de la carne retenida en los criaderos en cuarentena: 74.500 kilos ya faenados, aparte de los 150 mil animales vivos. Mientras la doctora Molina sostiene que es responsabilidad del SAG, en el servicio dicen que eso está fuera de su alcance.
-Estoy 100% segura que no se vende carne de los chanchos cuarentenados. Se hacen controles y tenemos el compromiso de los productores. Los chanchos cuarentenados se van a destruir. Hay un límite de dioxinas que fijamos y que igualamos con el de Corea del Sur. El chancho que pase esa cifra, chao. Pero al que tenga muestras negativas se le libera la cuarentena -cuenta la doctora.
RECURSO DE AMPARO
El mínimo del que habla la doctora, es el de la nueva norma que la ministra de Salud Soledad Barría acaba de firmar. En ella, al igual que la norma coreana, se establece que la carne de cerdo y sus subproductos que contengan más de 2 picogramos por gramo de grasa son consideradas nocivas para la salud.
En la norma, sin embargo, no se especifica cómo se va a medir la dioxina. Esto, porque en Chile no existen institutos calificados para hacer muestras seguras sobre el tóxico, pese a que pretende reforzar su perfil de “potencia agroalimentaria”.
-Chile no tiene la posibilidad de hacer estudios y muestras de dioxinas. Cada muestra de dioxina sale dos mil dólares y normalmente hay que tomar más de una. Lo que se hace con determinadas cosas que no se estudian es vigilarlas. Cuando se ve que la cosa está bien, porque el proceso productivo es el correcto y porque pasan tres o cuatro años donde no se detecta ninguna contaminación, deja de ser un tema. En este caso nunca hemos tenido un plan nacional de vigilancia de dioxinas, sino que se hacían muestreos para buscarlas –cuenta la doctora Molina.
El problema ha generado tanto ruido en productores y consumidores que, más allá de las normas que se acaban de dictar, la producción y el consumo de cerdos se han visto afectados.
Para el director del SAG los principales culpables son los productores.
-Hay irresponsabilidad de los productores de alimentos. Ellos tendrán que dar las explicaciones y nosotros aplicar las sanciones. Lo primero que va a pasar es la sanción del mercado, porque no van a seguir trabajando con esos productores –cuenta Francisco Bahamonde.
Las sanciones de las que habla Bahamonde comenzaron a aplicarse en el caso de Quimagro, hasta ahora único sospechoso -según las autoridades- de haber provocado el foco de infección de la carne con dioxinas. Desde que se prohibió la certificación a los productores de cerdos que usaran sus alimentos, la empresa ha recibido todas las devoluciones de criaderos que ya no quieren comprar su producto. Por eso, a fines de la semana pasada, la firma presentó un recurso de amparo económico contra la Subsecretaria de Salud, Jeanette Vega, y el director del SAG, por afectar las ventas de su producto sin tener la certeza de que ellos sean los causantes.
En muestras de lomo vetado sacadas del fundo Santa Anita, se encontraron 36,7 picogramos de dioxina, más de un 1800% sobre la norma. Muestras de la Sociedad Agrícola El Tranque y las de Agrícola Los Tilos, otras dos empresas cuestionadas, tenían 15 y 12 picogramos respectivamente.
Grandes Conchesumadres
En estos días en que TVN Busca al mejor de los chilenos, The Clinic, simpre tan positivo, se pone a buscar al peor de los nuestros: al que por traidor, cobarde, falso, cruel, representa lo más bajo que ha producido nuestra nación. Aquí va una somera revisión que será aumentada vía sugerencias del público. Luego publicaremos a los 10 más piores para que voten por ellos.
Por Gonzalo Peralta
Andresillo: (1530-1558 aprox.) Indio yanacona, servidor de los españoles, traicionó a Caupolicán y provocó su muerte por empalamiento.
Catalina de los Ríos, “La Quintrala” (1605-1665) Hacendada chilena, acusada de brujería. Parricida y envenenadora, liquidó a sus amantes, torturó y asesinó a sus indios esclavos hasta despoblar su hacienda. Dejó una fortuna para misas por la salvación de su alma.
Roberto Silva Renard (1855-1920) General de ejército, ordenó y encabezó la matanza de la escuela Santa María de Iquique.
Augusto Pinochet Ugarte (1915-2006) General de ejército, golpista, traidor, ladrón, asesino, secuestrador y genocida. Construyó, además, el edificio del Congreso en Valparaíso.
Manuel Contreras Espinoza (1929-) General de ejército, jefe de la DINA, organismo represivo de la dictadura. Asesino, torturador, secuestrador y genocida.
Miguel José Cambiaso (1820-1860) Teniente de artillería, se tomó la ciudad de Punta Arenas por un golpe militar. Asesino, incendiario, ladrón, pedófilo y el último pirata del estrecho de Magallanes. Despobló y destruyó la colonia de Magallanes.
Julio Popper (1857-1893) Aventurero rumano. Exterminó a la población indígena de Tierra del Fuego para extraer oro. Pagaba una libra esterlina por cada oreja de indio asesinado. Genocida.
Bernardo Monteagudo (1789-1825) Revolucionario argentino, camarada de O’Higgins y San Martín en la logia Lautaro. Autor de los asesinatos de Manuel Rodríguez y de los hermanos Carrera. Dictador en el Perú, murió apuñalado.
Vicente San Bruno (¿?-1817) Coronel español durante las guerras de Independencia, jefe de la represión realista, asesino y torturador, murió ahorcado en la plaza de Armas de Santiago.
Vicente Benavides (¿?-1822) Militar chileno, jefe de las guerrillas realistas durante las guerras de Independencia. Asesino, secuestrador, traidor, ladrón y pirata. Murió ahorcado y descuartizado en la plaza de armas de Santiago.
Humberto Arriagada Valdivieso General de Carabineros, dirigió la masacre de Ránquil y fue responsable directo de la matanza del seguro obrero. El actual hospital de carabineros lleva su nombre.
Antonio de Acuña y Cabrera (1597-1662) Gobernador de Chile, provocó una guerra para capturar indios mapuche y venderlos como esclavos. Responsable de la destrucción de todas las ciudades existentes al sur del Bío Bío.
Ventura Maturana Barahona Abogado, Prefecto y Director de la Policía de Investigaciones durante la dictadura de Ibáñez. Popularizó la práctica del “fondeamiento”, esto es, arrojar al mar a prisioneros con piedras atadas a los pies.
John Thomas North (1842-1896) Aventurero inglés, “Rey del salitre”, se hizo millonario especulando y esquilmando las propiedades salitreras, enemigo acérrimo del Presidente Balmaceda, financista e instigador de la guerra civil de 1891.
Pablo Rodríguez Grez (1937 - ) Abogado chileno, líder y fundador del grupo de ultraderecha “Patria y Libertad”, terrorista y golpista, defensor de Pinochet en el caso Riggs.
Paul Schäfer (1921-) Ciudadano alemán, fundador de la secta pro nazi “Colonia Dignidad”. Asesino, torturador, ladrón, traficante de armas y pedófilo.
Fernando Torres Silva General de ejército, auditor y fiscal ad hoc, responsable de los procesos judiciales contra los opositores a la dictadura y de la defensa legal de la impunidad.
Carlos Ibáñez del Campo (1877-1960) General de ejército, Presidente de Chile en dos ocasiones, militar golpista, dictador y represor, persiguió y asesinó a los homosexuales criollos, fundador y primer jefe del cuerpo de Carabineros de Chile.
César Mendoza Durán (1918-1996) General de Carabineros, Director General de la Institución durante la dictadura, responsable del degollamiento de tres profesionales comunistas en 1986. General rastrero.
Álvaro Corbalán Castilla, Coronel de ejército, jefe operativo de la CNI, ladrón, asesino, putero, torturador y secuestrador.
Emilio Körner (1846-1920) Militar alemán, jefe e instructor de los ejércitos golpistas que derrocaron a Balmaceda. Responsable de la “prusianización” del ejército chileno.
José Astorquiza Líbano (1870-1950 aprox.) Juez de origen peruano, venal y corrupto, reprimió a los grupos anarquistas y estudiantiles durante los años 20. Responsable del enloquecimiento y muerte por torturas del poeta Domingo Gómez Rojas. Murió loco en la Casa de Orates.
Cornelio Saavedra (1821-1891) General de ejército, ideólogo y ejecutor de la “Pacificación de la Araucanía”, la invasión y despojo final de las tierras mapuche.
Jorge González Von Marés (1900-1962) Político chileno, fundador del partido nazi o “nacista” de Chile, padre y líder espiritual de los neo nazis criollos.
Gabriel González Videla (1898-1980) Presidente de Chile, decretó la “Ley Maldita” que puso fuera de la legalidad los comunistas chilenos, los mismos que lo apoyaron para salir electo. Ordenó la persecución de Pablo Neruda. Traidor.
Jovino Novoa Vogel Abogado chileno, juerguista y jugador empedernido, preso por traición a la patria. Ladrón y traficante de documentos confidenciales.
Joaquín Lavín Urrutia. Político chileno, fundador y director de la primera cárcel para niños en Chile.
Enrique Campos Menéndez (1914-2007) escritor y diplomático chileno, Director de la Biblioteca Nacional y embajador en España durante la dictadura militar, ésta lo recompensó con el Premio Nacional de Literatura en 1986. Autor de adefesios tales como “Chile vence al marxismo” y “Andrea”.
Raúl Hasbún Zaror (1933-) Sacerdote católico chileno, rostro de televisión y guía espiritual de la dictadura, acusado de instigación al asesinato, responsable, además, de casar a Marcelo “Chino” Ríos.
José Luis Rosasco (1935-) Escritor chileno, publicista de la dictadura militar, responsable de monstruosidades tales como “¿Dónde estás Constanza?”, “De tertulias y otros recreos” y “Francisco, yo te amo”.
Los “Huasos Quincheros” (1937-): Grupo folclórico musical chileno, sostenedor cultural de la dictadura, emblemas de la cueca fascista de salón, responsables de atrocidades tales como la tonada “El Patito”.