SAG INVESTIGA QUÉ CRESTA COMEN LOS CHANCHOS
Desde el 3 de julio pasado que los cerdos chilenos de las empresas Famisa (de propiedad de la familia García Kölher) y Maxagro (controlada por Juan Lyon) no pueden ser comercializados en los mercados de Corea del Sur ni Japón. La razón: la alta cantidad de dioxina que contiene su grasa.
Dioxina es la palabra clave para entender esta nota. Según el doctor experto en toxicología Andrei Tchernitchin, la dioxina es un compuesto orgánico altamente tóxico que se origina por la combustión de material orgánico expuesto al cloro y que genera innumerables enfermedades. La más común, el cáncer si hay un consumo prolongado.
-No hay estudios que digan los cánceres que favorecen las dioxinas, pero lo más probable es que sea el de mamas, ovarios y próstata. Más del 10% de los cánceres del mundo son provocados por las dioxinas. En Holanda y Japón hay estudios que muestran que existiría una tendencia a la homosexualidad masculina por la exposición a las dioxinas –cuenta el doctor.
Las enfermedades asociadas a dioxinas son precisamente lo que más preocupa al Ministerio de Salud después de la alerta coreana. También el aumento de criaderos afectados, que hacen crecer las posibilidades de que la carne contaminada haya circulado por el mercado nacional. Aunque en el ministerio dicen que eso no ocurrió porque sólo afectaba a la carne de exportación, reconocen que no existen muestras científicas de la carne que circula en los supermercados chilenos.
PAPAS FRITAS
El martes eran seis los criaderos de cerdos afectados por la cuarentena impuesta por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). A los dos de comienzos de mes –el Santa Anita y el Santa Clotilde- se sumaron tres de propiedad de los García Kölher y uno llamado el Tranque de Angostura, que en el ministerio no quisieron especificar a quién pertenecía.
Para el SAG está claro que la contaminación de los cerdos se produjo por el alimento. Aunque se sospecha que el principal causante es el aceite que se usa para que los chanchos tengan más grasa, los fiscalizadores quieren esclarecer cada uno de los componentes de la comida, el lugar donde se fabrica o si existe alguna adulteración del alimento de parte de los empresarios. También se investiga si hay más empresas con malos índices de dioxinas.
Coincidentemente, tanto el criadero Santa Anita como los de los García Kölher tienen como proveedor de alimentos a la empresa Quimagro (con una participación del 20% en el mercado), que se especializa en un suplemento alimenticio llamado Energy Más, compuesto de fibra de maíz y aceite vegetal. Una fuente de la empresa defiende la gestión de Quimagro: “no somos productores de grasa, sino que mezcladores. El SAG tomó muestras de nuestros productos y extraoficialmente sabemos que están bajos en dioxinas. Sin embargo, las muestras del alimento final que tomaron en los criaderos de chanchos presenta índices malos. Nuestro producto reemplaza a la grasa, pero hay criaderos en que se les da directamente aceite vegetal”.
La misma fuente desmiente el rumor de que las dioxinas de los cerdos sean producidas porque se los alimenta con aceites saturados y restos de papas fritas. Eso, dice, se hacía hace una década pero ahora, con los Tratados de Libre Comercio, es imposible.
Hasta el cierre de esta edición intentamos contactar a las empresas afectadas, pero no quisieron dar declaraciones.
20080803
Ya van seis criaderos en cuarentena por dioxinas cancerígenas
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