20080719

SOBREENDEUDADOS

LOS QUE YA ESTÁN APRETANDO LOS DIENTES



Todo indica que los hogares de más bajos ingresos están sobreendeudados. Pero nadie sabe cuál es la gravedad de su situación, porque se trata de créditos con casas comerciales y supermercados y estas instituciones no quieren transparentar esa información. En México, Ecuador, Hong Kong y Corea del Sur este tipo de deudas reventó la economía.

POR MARCELA RAMOS A.



Los actores del mundo financiero se cuidan de hacer declaraciones escandalosas. Lo que hay siempre son advertencias sutiles, como “el riesgo de sobreendeudamiento de las personas es elevado en la actualidad”.
La anterior es una de las conclusiones a las que arribaron los economistas de CL Group, encabezados por Christian Larraín, tras evaluar el “Sistema de Información Comercial en Chile”. Este estudio es de noviembre de 2007 y fue encargado por el Ministerio de Hacienda para apoyar una pelea que se está dando hace más de 10 años en el Congreso: la de transparentar la información sobre las deudas que los chilenos poseen en bancos y casas comerciales. Al respecto dos lobbys poderosos se han estado enfrentando: los bancos, que están porque los datos se conozcan y la Cámara de Comercio de Santiago (uno de los gremios más influyente del país), que se resiste a la medida.
El tema es delicado. Antes que CL Group, el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtieron a las autoridades chilenas sobre la importancia de contar con mejores datos respecto al endeudamiento de sus ciudadanos. Ello, pues en Chile ocurre algo anómalo que puede volverse grave en situaciones de crisis económica como la actual.
Tenemos un mercado financiero y crediticio saludable, amplio, moderno y diverso. Pero los sistemas de información de ese mercado son prehistóricos y, por lo tanto, los riesgos de sobreendeudamiento son altos.
El cuadro es el siguiente: por un lado están los bancos, los cuales están obligados a informar periódicamente sobre el nivel de deudas que tienen las personas en créditos hipotecarios, de consumo y con tarjetas de crédito. Del otro lado, hay otra serie de fuentes de crédito: casas comerciales con sus respectivas tarjetas (Jumbo, Ripley, Falabella, París, La Polar, Lider), cajas de compensación, cooperativas y compañías automotrices. En todos estos casos, se ignora quiénes son sus deudores, cuál es el monto de la deuda y si se repiten los clientes (sobre todo entre las casas comerciales, que se llevan la porción mayoritaria de la torta: 46% de los hogares tiene deuda en tiendas como Falabella, Ripley o La Polar según la Encuesta Financiera de Hogares 2007).
El punto es que está comprobado que buena parte de los endeudados en las grandes tiendas son, justamente, los grupos más vulnerables de la población. De acuerdo a los antecedentes recopilados por CL Group, mientras los bancos se dedicaron a copar la oferta para los sectores de más altos ingresos, los estratos medios y bajos se hicieron clientes cautivos de las casas comerciales. De hecho, a partir del análisis de una base de datos, el estudio de CL Group concluye que quienes tienen créditos solo en los bancos tienen un ingreso promedio de 430 mil pesos, mientras que quienes son deudores de las casas comerciales apenas superan los 200 mil pesos de ingreso.
Hasta ahora el único antecedente disponible sobre el nivel de endeudamiento de ese sector lo aportó la última Encuesta de Presupuestos Familiares realizada por el INE. Según ésta, la mayoría de los hogares en Chile, salvo los más pudientes, gastan mucho más de lo que ganan. La situación más crítica la viven las familias más pobres (del primer quintil). Un hogar tipo de este grupo percibe ingresos por 170 mil pesos mensuales y gasta alrededor de 300 mil. Como la banca no llega a ellos, algunos expertos suponen que la bicicleta la completan con compras a crédito y otras fuentes informales de ingreso.
El citado estudio de CL Group da cuenta de lo ocurrido en otros países de América Latina que experimentaron problemas de crisis financieras a causa de falta de información sobre el nivel real de endeudamiento de las personas. En Ecuador y México, a mediados de los ‘90, “los bancos otorgaban créditos sin conocer información positiva de sus deudores”, se señala.
Una situación más compleja padecieron países como Hong Kong y Corea del Sur, donde se vivió un auge de los créditos impagos del retail a causa de la acumulación de tarjetas por parte de las personas y la falta de información sobre el tema.
“Típicamente, los deudores abrían una tarjeta de crédito y luego otra para pagar la deuda acumulada en la primera tarjeta. Este endeudamiento se hizo insostenible y resultó en un gran número de tarjetas de crédito impagas. En Hong Kong, los deudores que entraron en situación de no pago debían, en promedio, 42 veces su ingreso mensual. En Corea del Sur, entre 1998 y 2003, el número de tarjetas de crédito subió de poco más de 40 millones a aproximadamente 90 millones. Sólo entre 2002 y 2003, las tasas de mora en tarjetas de crédito subieron de 12,8% a 43,3%”, se informa.
La mora, destaca el estudio, se transformó en un serio problema social, pues estaba concentrada entre jóvenes, mujeres y la población de bajos ingresos: el público cautivo de las casas comerciales y los avances en efectivo.
Sobre las perspectivas para Chile, el informe concluye: “En definitiva, la situación actual del sistema de información comercial (...) ha generado varios efectos negativos. Por un lado, daña la capacidad de tomar decisiones crediticias informadas por parte del sector bancario y representa un claro riesgo de sobreendeudamiento, especialmente en sectores de bajos ingresos, cuya materialización podría conllevar consecuencias sociales negativas”.
Por último, se destaca otro tema: que la gran mayoría de las casas comerciales nacionales se financian con créditos bancarios, por lo que ambos están corriendo riesgos.
¿Hay algún síntoma de eso? Según Sergio González, subgerente de Servicios Integrales de Cobranza, Servinco S.A. (empresa que recupera créditos y cuentas por cobrar de comercios como Paris, Presto, Ripley, Corona, Jumbo, Santa Isabel y Salcobrand), los morosos que caen a Dicom han aumentado 7% respecto al año pasado. Y la recuperación de las deudas ha bajado entre un 4 y 5%.
“El gobierno está preocupado por los niveles de endeudamiento de las personas, sobre todo con estas tasas de interés”, afirma el diputado PPD Antonio Leal, presidente de la Comisión de Economía de la Cámara y uno de los que ha impulsado una serie de mociones parlamentarias para transparentar la información comercial en Chile. Más tímido, Gustavo Arriagada, Superintendente de Bancos, reconoció el pasado viernes en La Segunda: “Sí, estamos observando un tema que afecta a determinados segmentos de la población que dice relación con sus ingresos disponibles y su capacidad de adecuar las condiciones de gasto al ingreso que tienen. Pero si este país sigue por la senda de un crecimiento de 4%, se reduce la inflación hacia fines de año, no se producen schocks en los precios del petróleo y la energía, se verá una recuperación rápida”.

LOS AÑOS DORADOS

Las estadísticas de la expansión del crédito en Chile en los últimos 10 años son elocuentes. Hay 22 millones de tarjetas no bancarias circulando y con plásticos como Presto (D&S) se puede comprar en 21 mil negocios a lo largo del país.
En abril pasado, la Superintendencia de Bancos informó que el monto operado con las tarjetas no bancarias (Presto, CMR, Mas de Jumbo) prácticamente duplicó a las transacciones realizadas con los plásticos de la banca. La tarjeta más usada es la CMR (Falabella), seguida por Mas (Cencosud), Ripley y Presto. Pero también han crecido La Polar, Johnson’s y DIN-ABC.
La gracia es que no solo se puede comprar en las grandes tiendas y supermercados, sino que en decenas de comercios y servicios asociados: farmacias, peluquerías, bombas de bencina, clínicas incluso. Además los usuarios pueden pedir avances en efectivo y súper avances, que en la práctica son créditos de consumo. Todo ello les ha permitido a muchas familias tener por primera vez lavadora, plasma, PC o refrigeradores que lanzan cubitos de hielo y agua. Esto, en cómodas cuotas: 12, 24, 36, 48.
El otro lado de la moneda es una creciente expansión del nivel de endeudamiento: mientras en 2004, la deuda de consumo de corto plazo no bancaria ascendía a US$ 1.275 millones, en la actualidad es de alrededor de US$ 3.000 millones. Esto, a un costo alto, pues las tasas de interés y comisiones que cobran las casas comerciales son más altas que las exigidas por los bancos y varían según el nivel de riesgo de las personas.
Estos números explican mejor que nada los lobbys de los citados gremios. La banca tiene hambre, el retail come y come.
Para fines de julio, el ministerio de Hacienda se comprometió a enviar un proyecto de ley cuyo objetivo, entre otros, es modificar la información comercial que existe en Chile. La idea es unificar las bases de datos y que banca y comercio dispongan de la información positiva (pagos) y negativa (morosidad) de los clientes. Esto persigue varios objetivos, entre ellos: proteger al sistema y que se evalúen de mejor manera los riesgos de cada una de las personas que lo integran.
Pero la Cámara de Comercio de Santiago rechaza fuertemente la iniciativa. “¿Qué es lo que le interesa al gobierno? (...) Yo creo que hay algo más”, cuestionó Peter Hill, dirigente de la organización, entrevistado por el Diario Financiero. Luego aclaró sus sospechas: “Hoy la banca representa, en volumen de créditos, el 60% del sistema. Pero en número de transacciones por tarjetas, el comercio tiene el 70% y la banca el 30%. Ahí hay un segmento inmenso para pegarle una tajada”.
La tajada del crédito y una robusta y cuidada base de datos con el historial crediticio de varios millones de chilenos: eso es lo que cuida, entre otras cosas, la Cámara de Comercio de Santiago.

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